lunes, 24 de noviembre de 2008

Comentario sobre Presencias banales de Ignacio Sánchez Cámara 05.11.08

El objeto artístico, una vez creado, evidentemente, existe. Aún siendo solo para el autor, oculto para el resto del mundo, está ahí. Tal vez, no esté completado, pues esta calificación de obra de arte requiere la involucración y valoración de otras personas para llegar a ser. De cualquier manera, en el momento que el autor decide expresar algo y se pone a escribir, pintar, actuar, etc... el objeto artístico comienza a nacer independientemente del resto del mundo.


La creación artística es fruto de una necesidad humana, la de comunicarnos. Es un paso más allá por colocarnos, identificarnos, tomar una posición concreta frente a la realidad. Como seres sociales estamos constantemente enviando y recibiendo información, desde la vestimenta al lenguaje, transcurrimos en una incesante reafirmación de nosotros mismos. Supuestamente sabemos quienes somos y no nos cansamos de mostrarlo. Es en esta naturaleza social donde se cree imprescindible la presencia de un público para toda obra artística. Ahora bien, la creación artística no siempre es concebida para este entorno plural y compartido, cuantos estudios artísticos se habrán llevado a cabo sin pretender nada más que conocerse a uno mismo. Haciendo un diálogo obra - autor y nada-más, creando para ti, sin otro fin que encontrarte. Es bastante triste que este tipo de obras precisen de una masa que las apoye para llegar a ser obras de arte, ¿es que en el taller del autor era distinto el objeto en si?


El arte es una actitud, un posicionamiento ante la realidad. También es comunicación, necesidad de expresión, pero esto no implica necesariamente un receptor concreto. Cuando alguien pinta una frase o un dibujo en la pared, la obra está creada e integrada en el medio, ¿Si nadie la viera dejaría de ser obra? acaso no le aportó algo al autor el hacerla, ¿tan necesaria es la presencia y el reconocimiento del resto? Visto así, la mayor obra de Van Gogh fue su muerte, puesto que antes de esta sus creaciones no valían nada. Sus lienzos, como objetos, como superficies pintadas, eran iguales antes y después de la aprobación del público, pero pasaron de ser basura a obras maestras. ¿Qué pasa con el objeto propiamente dicho? Tanto lo eclipsa su aura que lo reduce a nada. ¿Acaso el estilo, los colores y el virtuosismo no estuvieron en los cuadros desde siempre? Demasiado arrogantes nos hemos vuelto si creemos que tan importante es nuestra aprobación. Yo creo para expresarme, disfruto cuando alguien se regocija con mi obra, ahora bien, antes de ese deleite la obra era lo mismo.

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