lunes, 24 de noviembre de 2008

Carteo con Unamuno 15.10.08

Estimado compañero:

Como siempre tus meditadas palabras consiguen perforarme e instalarse en lo más profundo de mi ser, desde donde rebrotan cada vez que los acontecimientos las requieren.

Supongo que tienes razón, haces bien no descorazonándote, este estado de desidia será pasajero. Volverán las ideas, las ganas , el proceso y los resultados. Volveré desde la nada a serlo todo. Volveré, por supuesto, a volver a ser nada luego y así, en este arriba y abajo constante y necesario, saldrán experiencias que conformarán mi propio ser y por tanto mi obra. Ahora bien, ¿No me expones unos objetivos o procedimientos tan humildes y humanos que apenas tienen cabida en este mundo actual? Te aseguro que trataré de conseguirlos, o más bien de serlos, yo también soy un soñador, pero cada vez con más insomnio en este mundo de despertadores.

No tengo miedo de apuntar a lo inasequible, con facilidad me lleno de ambiciones, pero muchas veces estas no van más allá de su estado embrionario. Mi interior, más extenso cada día que creo alcanzar una nueva cima, me descubre valles inmensos de ideas que esperan como semillas una luz que las haga crecer.

Generalmente vivo, a veces sobrevivo. Indistintamente me cuesta encontrar las fuerzas para arrancar, para activarme e ir más allá. No tengo problemas, vivo el día y no sigo todos los senderos marcados, aunque algunos son vía única en nuestro sistema de vida contemporáneo.

Sobre todas tus indicaciones, la más necesaria y a la vez la más difícil, porque hay que empezar por uno mismo, es la que conseguirá cambiarlo todo. Pero ¿cómo voy a amarme si a veces no me soporto? ¿cómo vamos a amarnos si matamos de inanición a un ritmo vertiginoso a nuestros semejantes?

Soy hombre, blanco y primermundista, y ya se que me aconsejas que no trate de influir en el ambiente social, pero ¿como voy a amar si el hecho de nacer ya me sitúa en la pequeña porción que saquea y siembra odio en el trozo grande del pastel?

Cada uno es único e insustituible, pero unos condenados y otros condenadores.

Es tan bonito ser feliz, luchar por que te entiendan, ser sincero, tener mucha ambición y paz en el corazón que parece un cuento en este mundo. Y yo soy optimista, disfruto tanto de las pequeñas cosas que muchas veces no me hace falta más, me salen alas y vuelo alto dentro de mi, pero al rato, al ver la realidad, al ver que hay quien no tiene ni piernas para andar, voy cayendo hasta topar con el suelo incluso en este mundo al revés. Suele ser en este aterrizaje donde la desidia se vuelve placentero colchón, donde el no ser parece lo más lógico y el sobrevivir triste rutina.

Y tienes toda la razón al advertirme sobre todo lo que voy a sufrir y los ataques que voy a recibir, el precio de mirar hacia adentro para comprender hacia afuera. Nadie dijo que fuera gratis el ser consciente de que se esta viviendo. Ni que fuera fácil el mantenerse sobrio y no transformarse en esclavo. A veces cuesta tanto que me vuelvo hipócrita, egoísta, incoherente, uno más...

Te reitero que no temas por mi porvenir, que tengo mucha ilusión en sentir que estoy vivo, en llenarme para poder dar más. Además he de ser lo suficientemente responsable como para asumir mi papel aquí y no culpar al mundo que me rodea sino hacer este más acorde a mi realidad con mis actos cotidianos. Aún sigo creyéndote cuando me dices que las buenas obras jamás descansan y trato, sin plena eficacia, merecer el sueño cada noche.

No es sencillo ser persona pero lucho por ello cada día.

Menos mal que solo con abrir los ojos este mundo nos regala infinitas maravillas y que todavía las sonrisas son gratis.

Te haré caso, me daré al mundo y conmigo el universo entero, ahora bien, a almas capaces de compartir universos y sin miedo a perderse en ellos.


Un abrazo compañero

Góel Domínguez Val   

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