lunes, 24 de noviembre de 2008

III

Adiós.

Colorín colorado este cuento se ha acabado. Se cierra el telón, se abren los ojos, te golpeas contra el suelo.

Adiós.

¿Desea algo más el señor?

La cuenta atrás por favor.

Ahora mismo señor, Son 9,8,7,6,5,4,3,2,1,0 con cincuenta señor.

Gracias. Todo estuvo exquisito, volveré.

Oh¡ No señor, disculpe, estas ocasiones son de una en la vida, no se pueden repetir señor, con todos mis respetos, váyase a la mierda, Señor y a poder ser búsquese un pisito cerca del centro con vista hacia dentro, desde donde pueda ver el amanecer introspectivo, y cuando se ponga el sol sumérjase en fluidos virtuales y recuerde.

Recúerdelo todo décima a décima, letra a letra. Luego formatee su cabeza dura y resetee su mente.

Descanse intranquilo la más corta de las eternidades,

No despierte nunca más,

en los sueños se vive mejor.

Muera un poco antes de comenzar a vivir.

Cerciórese de ser. 

Comentario sobre Presencias banales de Ignacio Sánchez Cámara 05.11.08

El objeto artístico, una vez creado, evidentemente, existe. Aún siendo solo para el autor, oculto para el resto del mundo, está ahí. Tal vez, no esté completado, pues esta calificación de obra de arte requiere la involucración y valoración de otras personas para llegar a ser. De cualquier manera, en el momento que el autor decide expresar algo y se pone a escribir, pintar, actuar, etc... el objeto artístico comienza a nacer independientemente del resto del mundo.


La creación artística es fruto de una necesidad humana, la de comunicarnos. Es un paso más allá por colocarnos, identificarnos, tomar una posición concreta frente a la realidad. Como seres sociales estamos constantemente enviando y recibiendo información, desde la vestimenta al lenguaje, transcurrimos en una incesante reafirmación de nosotros mismos. Supuestamente sabemos quienes somos y no nos cansamos de mostrarlo. Es en esta naturaleza social donde se cree imprescindible la presencia de un público para toda obra artística. Ahora bien, la creación artística no siempre es concebida para este entorno plural y compartido, cuantos estudios artísticos se habrán llevado a cabo sin pretender nada más que conocerse a uno mismo. Haciendo un diálogo obra - autor y nada-más, creando para ti, sin otro fin que encontrarte. Es bastante triste que este tipo de obras precisen de una masa que las apoye para llegar a ser obras de arte, ¿es que en el taller del autor era distinto el objeto en si?


El arte es una actitud, un posicionamiento ante la realidad. También es comunicación, necesidad de expresión, pero esto no implica necesariamente un receptor concreto. Cuando alguien pinta una frase o un dibujo en la pared, la obra está creada e integrada en el medio, ¿Si nadie la viera dejaría de ser obra? acaso no le aportó algo al autor el hacerla, ¿tan necesaria es la presencia y el reconocimiento del resto? Visto así, la mayor obra de Van Gogh fue su muerte, puesto que antes de esta sus creaciones no valían nada. Sus lienzos, como objetos, como superficies pintadas, eran iguales antes y después de la aprobación del público, pero pasaron de ser basura a obras maestras. ¿Qué pasa con el objeto propiamente dicho? Tanto lo eclipsa su aura que lo reduce a nada. ¿Acaso el estilo, los colores y el virtuosismo no estuvieron en los cuadros desde siempre? Demasiado arrogantes nos hemos vuelto si creemos que tan importante es nuestra aprobación. Yo creo para expresarme, disfruto cuando alguien se regocija con mi obra, ahora bien, antes de ese deleite la obra era lo mismo.

Carteo con Unamuno 15.10.08

Estimado compañero:

Como siempre tus meditadas palabras consiguen perforarme e instalarse en lo más profundo de mi ser, desde donde rebrotan cada vez que los acontecimientos las requieren.

Supongo que tienes razón, haces bien no descorazonándote, este estado de desidia será pasajero. Volverán las ideas, las ganas , el proceso y los resultados. Volveré desde la nada a serlo todo. Volveré, por supuesto, a volver a ser nada luego y así, en este arriba y abajo constante y necesario, saldrán experiencias que conformarán mi propio ser y por tanto mi obra. Ahora bien, ¿No me expones unos objetivos o procedimientos tan humildes y humanos que apenas tienen cabida en este mundo actual? Te aseguro que trataré de conseguirlos, o más bien de serlos, yo también soy un soñador, pero cada vez con más insomnio en este mundo de despertadores.

No tengo miedo de apuntar a lo inasequible, con facilidad me lleno de ambiciones, pero muchas veces estas no van más allá de su estado embrionario. Mi interior, más extenso cada día que creo alcanzar una nueva cima, me descubre valles inmensos de ideas que esperan como semillas una luz que las haga crecer.

Generalmente vivo, a veces sobrevivo. Indistintamente me cuesta encontrar las fuerzas para arrancar, para activarme e ir más allá. No tengo problemas, vivo el día y no sigo todos los senderos marcados, aunque algunos son vía única en nuestro sistema de vida contemporáneo.

Sobre todas tus indicaciones, la más necesaria y a la vez la más difícil, porque hay que empezar por uno mismo, es la que conseguirá cambiarlo todo. Pero ¿cómo voy a amarme si a veces no me soporto? ¿cómo vamos a amarnos si matamos de inanición a un ritmo vertiginoso a nuestros semejantes?

Soy hombre, blanco y primermundista, y ya se que me aconsejas que no trate de influir en el ambiente social, pero ¿como voy a amar si el hecho de nacer ya me sitúa en la pequeña porción que saquea y siembra odio en el trozo grande del pastel?

Cada uno es único e insustituible, pero unos condenados y otros condenadores.

Es tan bonito ser feliz, luchar por que te entiendan, ser sincero, tener mucha ambición y paz en el corazón que parece un cuento en este mundo. Y yo soy optimista, disfruto tanto de las pequeñas cosas que muchas veces no me hace falta más, me salen alas y vuelo alto dentro de mi, pero al rato, al ver la realidad, al ver que hay quien no tiene ni piernas para andar, voy cayendo hasta topar con el suelo incluso en este mundo al revés. Suele ser en este aterrizaje donde la desidia se vuelve placentero colchón, donde el no ser parece lo más lógico y el sobrevivir triste rutina.

Y tienes toda la razón al advertirme sobre todo lo que voy a sufrir y los ataques que voy a recibir, el precio de mirar hacia adentro para comprender hacia afuera. Nadie dijo que fuera gratis el ser consciente de que se esta viviendo. Ni que fuera fácil el mantenerse sobrio y no transformarse en esclavo. A veces cuesta tanto que me vuelvo hipócrita, egoísta, incoherente, uno más...

Te reitero que no temas por mi porvenir, que tengo mucha ilusión en sentir que estoy vivo, en llenarme para poder dar más. Además he de ser lo suficientemente responsable como para asumir mi papel aquí y no culpar al mundo que me rodea sino hacer este más acorde a mi realidad con mis actos cotidianos. Aún sigo creyéndote cuando me dices que las buenas obras jamás descansan y trato, sin plena eficacia, merecer el sueño cada noche.

No es sencillo ser persona pero lucho por ello cada día.

Menos mal que solo con abrir los ojos este mundo nos regala infinitas maravillas y que todavía las sonrisas son gratis.

Te haré caso, me daré al mundo y conmigo el universo entero, ahora bien, a almas capaces de compartir universos y sin miedo a perderse en ellos.


Un abrazo compañero

Góel Domínguez Val   

Comentario sobre Una cuestión capital para la estética, capitulo I de ¿Qué es la obra maestra? de Jean Galard

¿Qué es una obra maestra? ¿Qué es una obra de arte? ¿Qué es arte?

Parece lógico que la mayoría de las personas nos remitan a los museos o salas de exposiciones cuando se les pregunta por sus experiencias estéticas o relaciones con el Arte. Haciendo una sencilla ecuación resuelven que los espacios que de arte se ocupan, ofrecen arte. Por tanto considerarán que arte y obras de arte serán lo que estos espacios decidan exponer. Incluso en ocasiones, en la distribución de las obras, se le permite intuir al espectador que unas son más obra de arte que otras, que algunas son obras maestras.

Ahora bien, ¿quién decidió colocar esas piezas y no otras ahí?, y puesto que los museos afirman poderosamente la jerarquía de las obras con una dudosa objetividad ¿bajo que criterios de selección se eligieron las que nos exhiben?, y si hoy el mundo del arte se comprende como el mercado del arte, ¿que valores motiva a estos espacios?¿sus piezas más caras serán sus obras maestras?

El museo tiene la cualidad de hacer creer a bastante gente que arte es lo que ellos ofrecen y porque ellos lo ofrecen. Y si deciden que X es un gran artista y su nuevo estilo es la punta de la tendencia actual y se proponen hacértelo creer, lo será. Estamos acomodados a todo tipo de cambio en el gusto y los juicios de valor, determinados por lo que los museos, y con ellos todo tipo de historiadores, críticos y demás agentes del panorama artístico que decidan arrastrar, deseen.

El público no especializado que entra en un museo de arte contemporáneo y no entiende muchas piezas, indistintamente de que unas les gusten y otras les parezca la mayor basura que han visto nunca, asumirán que es arte por estar ahí dentro. Incluso tristemente se verá reforzada su idea de obras de arte si se percata de las desorbitadas cantidades de dinero que se ha empleado en proveerlo. Saldrá desconcertado, incluso enfadado, maldiciendo el arte, pero con la idea de haber visto arte.

Si la visita es a un museo de arte clásico, los criterios impuestos por la academia durante toda la historia del arte, asimilados por la mayoría de personas, permitirán la aceptación como obras de arte de los objetos allí expuestos. Por supuesto, la tradición y el hecho de ser objetos históricos potencian la idea de obras artísticas, es arte porque mucha gente durante mucho tiempo lo ha visto como arte.


En definitiva, para el público general, será arte lo que las instituciones que al arte se dedican le digan que es. ¿Es correcto resumir a esto el arte?

Hoy en día el arte no tiene la importancia que podía tener por ejemplo en la época romántica, no tiene la relevancia que antes tenía. El tener experiencias estéticas y que estas tengan repercusión en la vida cotidiana no es la tónica general en la sociedad contemporánea, por lo menos para la mayoría de la población. El arte no le importa a mucha gente, este no es tan trascendental, no trata de salvar la humanidad ni dicta las tendencias que todo el mundo tiene que seguir. ¿Pero es esta razón suficiente para que el Arte quede solo en manos de las instituciones? ¿Seguiremos digiriendo sus obras maestras sin poner nada de nuestra parte?


No dudo que durante toda la historia de la creación artística determinadas obras, ya sea debido a las repercusiones sociales producidas o a las evoluciones técnicas o conceptuales conseguidas, se han ganado un espacio merecido en la memoria artística. Supongo que algunas de ellas, respondiendo a distintos triunfos, han llegado a convertirse en obras maestras aún en nuestro tiempo. Ahora bien, sin llegar a la idea radical de Marinetti de la necesidad de liberarse de la aplastante presencia de las obras maestras, si creo que producir estas no deberían ser la finalidad de la creación artísticas, o por lo menos de mis trabajos artísticos. Creo que sería prácticamente imposible tener unos criterios universales para clasificar y por tanto comparar y jerarquizar las obras de arte debido a todo lo que estas dependen de todo lo que les rodea desde antes de ser creadas hasta mucho después de haberlo sido, además de las diferentes lecturas que ofrecen a cada uno cada vez que las vuelve a ver.

Coincido con la idea de no tener tanto interés en el producto acabado y prestar mas atención al proceso, a la experiencia. Encuentro arte en una actitud, en un posicionamiento que el artista toma frente a la realidad, si este me parece interesante, la búsqueda, el desarrollo de las ideas, el esfuerzo por ser coherente y producir una obra que invite a la interpretación serán factores que acercaran su producción a la obra maestra, aunque esta calificación precisa de un convencimiento general, o casi universal. Cuanto más se acerque a los objetivos que se propone mejor obra estará creando, o por lo menos este es el criterio que utilizo para valorar mi trabajo y las producciones artísticas que me parecen atractivas. No estoy interesado en las obras maestras ni en crear obras maestras. Evidentemente me gustan algunas obras de arte, pero prefiero decidir cuales son para mi las obras que me aportan, o como invita el texto podríamos reivindicar también el derecho a no emitir ninguna opinión, a suspender el juicio y dejar que lleguen las impresiones sin estar obligado a desembocar en algo. Deberíamos abrir más los ojos y tener más experiencias con las pequeñas cosas de la vida, y por que no, con las pequeñas obras de arte que se nos ofrecen en la calle que no aspiran a ser obras maestras pero que muchas veces cumplen sus objetivos de llevarte a una reflexión o simplemente de hacer que te detengas y contemples. Tal vez ni si quiera lo consideres arte, puede ser una situación, una música de fondo, un reflejo pero si nos lo proponemos estamos constantemente teniendo experiencias estéticas, no se si artísticas.

Yo creo que si, el arte es cosa de los humanos, muchas veces puede estar dentro de nosotros, y podemos también ser parte de la obra o ser con nuestro entorno la obra misma, no necesito que nadie lo reconozca para disfrutarlo.   

martes, 18 de noviembre de 2008

La huida. Góel Domínguez Val, David Domínguez González

I. YO; NOSOTROS.



Cuantas veces seguidas la vida puede ser maravillosa. ¿Muchas?

Tengo un poco de miedo, parece que está por llegar la catombe o hecatombe, ahora da igual.

Puedo imaginar. 

Puedo hacer del futuro lo que me plazca. 

Todo es mío,  el resto que,

no me importa, sencillamente bailo, río,circulando por mi banda sonora,

por que yo tengo una, la de mi vida.

Mutable, cuando borracho,

siempre linda, a veces,

nostálgica, pero siempre maravilla.

¿hasta donde llegan las lágrimas?

A ti no te voy a despertar de nuevo.

daño sabático

Hasta donde llega el resto. No tenéis ni idea.

No se hunde mi barca porque es de papel y en este mundo las palabras no pesan.

¿Acaso crees que es triste?

Mírate, más importante, míralos.

¿Puedes ver algo?

Eso si es triste.

¿Dónde estás?¿No tienes miedo?

Eso si es triste.

¿Sabes donde vas?

Eso si es triste.


No sabes nada, como yo. 

Solo tengo algo de idea, consigo, entre errores, descifrar a que me aferro.

 Como koala voy.

Continuo.

No se el orden, no se para que pero vivo cuando escribo.

Me zarandeo, revoloteo por el césped, sin miedo, piano, río, río, río.

Solo porque se que estás.

No solo, también, a veces, vivo para mí.

Es triste no creer. No se si más engañarte a ti mismo.


De fondo para elisa. río. Nunca la conocí.

¿disfrutó ella estos acordes? 


Todos ustedes cada uno de los seres que habita esta galaxia coetánea sin mente,

les odio tanto que no podría vivir sin ustedes. Odio todo lo que les amo.

Son basura, como yo. Son yo, como basura.

Mil doscientos besos para cada uno.

Puros, sin más, como espejos sin reflejos.

Como les soñó cada una de sus encantadoras putas madres.

Llenos de paz. 

Como muertos, pero llenos. 


Les quiero.









II. INFRAVALORAR; SUPRAVALORAR.


Si piensas que tu cuerpo no aguanta

no simules ser espíritu

Yo simplemente sigo

Nosotros seguimos, 

y seguiremos errando


¡Sangre en las rodillas, sí!

¡Me gusta tropezar con las piedras!


No necesito acumular nada

ni mentiras, ni verdades

No quiero que me cuentes nada, ¿y tú?

¿Acaso tienes miedo de la huida?


¿Qué opinas del teatro?

¿Y de los marionetistas?

Todos los vivos, sudamos

Y el fluido moja, 

es el líquido, síntoma del caos


Ya no me interesan palabras

ni tu vida, ni los extraños

Ya no me interesan las muecas

Nada me entretiene, diagnóstico: aprendiz

en tu cárcel no consigo concentrarme, 

estamos sucios, me conformo con salir


Río, y sigo errando, ¿lo ves?

No pretendemos ser ángeles

pero estamos en la huida, ¿y tú?

¿Será que tienes miedo de la huida?
























I. FRÍO; RITMO.


Yo creo que no,

tienes miedo de llegar

a ser

y encontrar ese lugar

donde buscarte.


Tienes miedo de encontrarte

y llegar a ser

nadie.


Suspiras forzándote a creer que eres,

desde tu aferrada rectitud

observas como danzamos.

Tiritan tus gélidas miradas

no conforme con las llamas

de nuestras almas al unísono.


Solo somos la música,

la melodía,

el  ritmo.

Solo somos cada una de las notas

que desgarran el espacio entre tu y tu mismo.


No sabemos hacía donde

pero no paramos de correr.

Tampoco nos importa en exceso

el destino.

Nuestra huida es hacia dentro

y no tiene fin.














IV. PRINCIPIO.


Río, y sigo errando, ¿lo ves?

No pretendemos ser ángeles

pero estamos en la huida, ¿y tú?

¿Será que tienes miedo de la huida?

Exposición Sublime Secreción, Fábrica Celgán Santa Cruz de Tenerife, Junio 2008











Chinijada en la Fábrica de Celgán, Santa Cruz de Tenerife, 2008










Obras seleccionadas Matisse



Puntos a tratar en el debate 18.11.08

Idea, Concepto y Proceso en la Creación Estética II Grupo B 


Puntos a tratar en el debate:


Texto 1: La deshumanización del arte, Ortega y Gasset


El arte nuevo es impopular:


Todo arte joven es impopular en virtud de su destino esencial, tiene a la masa en contra suya y la tendrá siempre, no es cuestión de tiempo,  es un arte antipopular. Divide al público en dos partes antagónicas,  una mayoritaria que al no entenderlo, lo desprecia y una reducida que lo aprecia. Está destinado para esta minoría especialmente dotada por eso la masa se siente ofendida en sus derechos de hombres, por ser un arte de privilegio que no llegan a comprender. La masa cocea y no entiende, intentemos nosotros hacer lo inverso. El arte nuevo contribuye a que los mejores se reconozcan entre la masa y aprendan la misión de ser pocos y tener que enfrentarse a los muchos, la sociedad volverá a organizarse entre hombres distinguidos y hombres vulgares.


  El arte nuevo se entiende, no se siente:


Para la mayoría de la gente el goce estético no es una actitud espiritual muy diferente a la que habitualmente adopta en su día a día. Llamará arte al conjunto de medios por los cuales es proporcionado ese contacto con cosas humanas interesantes porque no conoce otra actitud ante los objetos que la práctica, que les lleva a apasionarse e intervenir sentimentalmente en ellos. Sin embargo esa ocupación con lo humano es incompatible con el goce estético porque si acomodamos la percepción espiritual a los dramas humanos no veremos la obra ya que una visión excluye a la otra. El objeto artístico solo es artístico en la medida que no es real. El retrato y el retratado son objetos distintos, uno es arte, el otro solo extracto de vida.

Para que un hecho se convierta en objeto de contemplación debemos separarlo de nosotros para que deje de formar parte viva de nuestro ser. Hay que ver, no que vivir las obras, ir de la realidad vivida a la realidad contemplada objetivando el suceso. Máximo de distancia y mínimo de intervención sentimental. El placer estético tiene que ser un placer inteligente, consciente, que vive de su motivación y parece fluir del objeto al sujeto. 


El arte nuevo es una puerta hacia el arte verdadero:


El arte nuevo es una puerta hacia el arte verdadero, al arte puro. Este está purificándose eliminando progresivamente los elementos demasiado humanos. Cuando este contenido humano sea imperceptible tendremos un objeto que solo será percibido por quien posea ese don particular de la sensibilidad artística. Un arte artístico y para artistas. La nueva inspiración vuelve a tocar el camino real del arte, posee voluntad de estilo. Estilizar implica deformar lo real, el realismo que sigue dócilmente la forma de las cosas invita a no tener estilo. El arte nuevo es autónomo, trata de eliminar la realidad y ser arte por si mismo, invirtiendo el proceso estético. Al gran público le irrita que le engañen y no sabe complacerse en el delicioso fraude del arte, tanto más exquisito cuanto mejor se manifieste su textura fraudulenta.

 


El arte nuevo es un arte para artistas:


Existe una nueva sensibilidad estética cuya nota más genérica es la tendencia a deshumanizar. Se deforma la realidad para romper su aspecto humano, de realidad vivida, eliminando las referencias y dejándonos encerrado en un universo de díficil comprensión. Al crear e inventar actos inéditos que sean adecuados a aquellas figuras insólitas llegaremos a la comprensión y el goce artístico. Los sentimientos y pasiones serán  específicamente estéticos. El placer estético para el artista nuevo emana del triunfo sobre lo humano. Destruir el aspecto humano, pintar un hombre que se parezca lo menos posible a un hombre. 

 Ser artista consiste en no tomar en serio al hombre tan serio que somos cuando no somos artistas.



El arte nuevo es intrascendental:


Al alcanzar una forma su máximo se inicia su conversión en lo contrario. Hoy casi está hecho el perfil del arte nuevo con puras negaciones del arte viejo, el artista joven producirá una obra distinta dándole voluptuosamente un carácter agresivo contra las normas prestigiosas. Se plantea la cuestión de que si arte es lo que se ha hecho hasta ahora, ¿ir contra la tradición será ir contra el arte en si mismo? Existe una contradición, el arte nuevo es un arte de índole equíboca, como los grandes hechos de estos años en curso. La contradicción se conpensa en el rencón al arte serio y amor al arte como farsa, que triunfa sobre si mismo.

El arte de antes era muy serio, pretendía casi salvar a la raza humana. La nueva inspiración es siempre cómica, no el contenido de la obra, sino el arte mismo se hace broma. Se va al arte porque se le reconoce como farsa, es la burla de si mismo. No pretende competir ni tener el mismo tipo  de admiración patética que el arte serio del pasado. 

El nuevo creador verá el arte como intrascendente porque no tiene importancia grave, ha cambiado su posición en la jerarquía de las preocupaciones e intereses humanos y se ha hecho distante y secundario. Al vacíarse el arte de patetismo humano queda sin trascendencia alguna, como solo arte, sin más pretensión. Si el arte salva al hombre es por que le salva de la seriedad de la vida.



Texto 2:


Imperialismo artístico:


Entre 1945 y 1970 tres generaciones de pintores y escultores, el florecimiento de la escuela de Nueva York, despojaron a Europa de su centralismo. 1ª Expresionistas abstractos (Pollock, De Kooning, Rothko,etc), 2ª pintores más jóvenes de los que se decía que dependería la pintura como arte superior (Noland, Olitski, Frankenthaler y Louis) y 3ª hombres y mujeres más jóvenes de principio de los setenta (Johns y Rauschenberg, Oldenburg, Warhol, Stella, Serra, etc...). Aún así este periodo no podría rivalizar con los años 1870-1914 en París.

Europa debía ser superada. Creían que Nueva York marcaría las prácticas culturales de todo el mundo por el convencimiento narcisista de que toda la gente aspiraba a la condición de americano, y por tanto los temas estéticos neoyorquinos podían ser transferidos a cualquier parte. El expresionismo abstracto  era un estilo mundial obligado. La revista Artnews resaltaba en exceso las cualidades y virtudes de los artistas americanos. Eran tan concluyentes que reprimían cualquier oposición estética. Era difícil para los jóvenes o no iniciados rechazar, tendían a asumir que su falta de preparación o estupidez no les permitía comprender. Así, miles de personas vinculadas con el arte en todo el mundo actuaba de este modo a mediados de los 70, resignados a una situación imperialista. La periferia suspira por la seguridad del centro, las imágenes modernas tienden a la normalización desde el centro hacía afuera. Las colecciones de arte moderno tardío pueden incluirse casi todas en el mismo menú turístico. 

En los ochenta Nueva York perdió su primacía como centro de arte y comenzó su declive vinculado con la extraordinaria decadencia de la vida pública americana y con la pérdida de talento en el campo de la pintura y la escultura, motivado por un declive general en los niveles educacionales. La diferencia del imperialismo actual, en vez de ser de lugar, es un imperialismo de mercado que opera internacionalmente. Hoy Nueva York es un centro artístico más, pero que basa su centralismo en el mercado. 



Aprendizaje del arte:


Durante casi un cuarto de siglo, sobretodo en Estados  Unidos, la enseñanza del arte moderno a planteado que los valores acádemicos, la transmisión de las disciplinas basadas en el dibujo de un modelo vivo y los motivos naturales, son contrarias a la creatividad.

Sus clases de arte en los sesenta y setenta tendieron a convertirse en parvularios, donde no transmitían habilidades de pintura y escultura sino que su objetivo era producir personalidades realizadas, algo en lo que nadie podía fallar. Era más fácil para los maestros dejar que sus alumnos hicieran lo que les apeteciera. 

La anexión de la enseñanza artística a las universidades, poniendo la teoría por encima de la práctica y la realización, provocó un vuelco exagerado a lo conceptual que contribuyó a la decadencia de la tradición. Este camino hacia lo incorpóreo también se debe a que durante el último cuarto de siglo, las diapositivas y no los originales, han sido la principal fuente de contacto de los estudiantes con el arte.  Clave Gray escribió en el Partisan Review: 

Las diapositivas y las reproducciones han reducido, incluso acabado, con la noción de unicidad y la escala particular de las obras de arte, con su presencia física. 

Solo vemos la imagen de una imagen, una parodia visual. Todas sufren la misma abstracción, la misma pérdida de presencia. Pierden uno de los factores esenciales de la experiencia estética, el tamaño de la obra respecto a nosotros, su escala. No nos permite sentir el proceso de realización, nos muestra la imagen sin comunicar la idea auténtica de su esencia pictórica.  



Impacto de la televisión:


Debido a que los medios audiovisuales de masas apenas existían en el mundo de nuestros abuelos la escultura y la pintura tenían mayor peso, continuaba suministrado los códigos visuales por los que se podía interpretar el mundo. La propia idea de cambio radical en las artes adquirió ímpetu a partir de su primacía tradicional y lo perdió al perder esta, la pintura ya no es nuestro índice de lo real. Después de los cuarenta y cinco la tele en los Estados Unidos se convertirá en un hipnótico medio masivo. En 1989, el americano medio ha pasado la mitad de su vida consciente delante del televisor. El poder de esta va más allá de cualquier cosa que las bellas artes hayan deseado o conseguido jamás. Las redes de televisión americana vacían al mundo de significado, hacen que la realidad parezca aburrida, lenta y evitable. Ofrecen un mundo de estereotipos, demasiado autoritarios como par que la imaginación pueda desarrollarse o cambiar.

Los artistas modernos se han sentido fascinados, desde hace mucho tiempo, por los medios de comunicación de masas. Warhol dio el paso y la siguiente generación de artistas americanos le siguieron en masa. No cabía en la imaginación una tradición de las bellas artes que no estuviera a la sombra del televisor, una nueva, despreocupada y peculiar forma de pensar surgía; la naturaleza está muerta, la cultura lo es todo. Pero este viaje no valió la pena, las fuentes de comunicación de masas se han convertido en un callejón sin salida para el arte. Combinado con la abstracción de la enseñanza artística institucionalizada para producir una cultura artística volcada hacia la información y no hacia la experiencia. El arte de los ochenta se basa en una cultura entregada a lo superficial, puro estilo y nada de sustancia. Una forma híbrida de conceptualismo de corto alcance que intenta ser espectáculo, exceptuando el trabajo basado en los medios de Cindy Sherman. 



Mercado del arte:


Hoy no hay ni un gran artista que trabaje en Nueva York, su capacidad para inspirar un buen arte nuevo y protegerlo de una manera sana, se ha reducido en gran medida. Las presiones económicas en el mercado inmobiliario privan a los artistas jóvenes de locales, viéndose obligados a buscar nuevos espacios por la periferia y tomar el tren para ir a ver las exposiciones. Nueva York ha seguido adelante como una inmensa bolsa donde se comercia todo tipo de arte a precios cada vez mayores. Su centralismo actual se basa en el mercado y este no tiene nada que ver con la actividad cultural. Tanto es así que no existe en los Estados Unidos una institución cultural que no esté vinculada al mercado. El mercado del arte de hoy está dirigido casi completamente por especuladores financieros, víctimas de la moda y ricos ignorantes. El conocimiento no es más que una traba a su progreso. El objetivo del mercado es borrar todos los valores que puedan impedir que cualquier cosa se convierta en una obra maestra.

En los ochenta se ha generado en Nueva York más riqueza en papel que en cualquier otra ciudad y época en la historia de la humanidad. Transformaron el mundo del arte en industria del arte, con beneficios inmensos y ninguna norma. ¿Cuál es el valor de un cuadro? Están hinchando una burbuja de hiperinflación que acabará por reventar. 

Hemos llegado a dar por sentado que el arte debe tener unos precios de locura. A pesar de que el arte siempre ha sido un lujo pierde su valor inherente y su uso social cuando solo es considerado como tal, colapsando los matices del significado y la experiencia visual bajo el peso brutal del precio. Distorsiona las bases de la reacción de la gente ante las obras, desgraciada confusión entre precio y valor.Una cultura destrozada por su propia comercialización, un desastre para la vida pública del arte.

Los museos tienen un sentimiento de despojo y debilidad, las asignaciones anuales antes suficientes se quedan en nada ante esta inflación artística que limita la calidad y la cantidad de adquisiciones. Además las reformas de las leyes fiscales estadounidenses, invalidando la exención de impuestos a través de las donaciones, que era la base del crecimiento de los museos, contribuyen a este    empobrecimiento de la experiencia pública del arte.